me completan

Seis de marzo del dos mil dieciséis


Hace cinco meses que vivo a ochocientos kilómetros de mi casa, tratando de cumplir un sueño (que me está costando mucho más de lo que pensaba). Nadie dijo que fuera fácil, aunque tampoco imposible, pero no todos los días son iguales, y hay algunos que se me hacen tan cuesta arriba que el más mínimo fracaso es capaz de derrocar cualquier logro conseguido con mucho esfuerzo. Así es la distancia y el hecho de tener que sacarme las castañas del fuego yo sola, pues mamá y papá no pueden estar esperándome a la vuelta del colegio para que les cuente mis cuitas, para que me den un abrazo cuando no he tenido un buen día o para darme infinitos ánimos en vísperas de cada examen. 

Cuando debemos emigrar a estudiar a otro lugar, tenemos ansia de volar alto, muy alto, pero es una edad en la que tenemos tantos pájaros en la cabeza que no nos dejan darnos cuenta de que a pesar de que nos hagamos adultos, aún dependemos de nuestros padres, dato que parece venir en letra pequeña en el manual de instrucciones de Vida del estudiante universitario

Aunque no salgamos todo lo que quisiéramos y pudiéramos, cuando lo hacemos, confirmo que el mito es totalmente cierto: "la vida universitaria es la vida mejor", aunque, ¿cuántos hablan de la intimidad en nuestra habitación de la residencia o piso cuando recordamos día a día los momentos que no volverán nunca más? Ahora es cuando comienzas a conocer el verdadero significado de la palabra nostalgia, o esa "depre" que sentimos los días que nos dan bajón y nos acordamos demasiado de lo que hemos dejado atrás, o del tiempo que nos queda para poder bajar a casa de nuevo y ver a todas las personas que más queremos, contando en el calendario cada mañana los días para nuestro regreso, pues gran parte de nuestra vida desde que emigramos se basa en "echar de menos", acompañado de alguna que otra lagrimilla y confesión con la almohada, hasta caer rendida del cansancio en la cama tras un largo día de prácticas.

Ése es otro de los temas que también vienen en letra muy pequeña, porque por mucho que se intente describir, es algo que tiene que experimentar uno mismo, pues tampoco todos tenemos la misma suerte de ir a casa con la misma frecuencia, y conforme pasan los días, se va incrementando exageradamente ese sentimiento, sobre todo cuando comenzamos a hablar de meses sin verlos.

Aunque también se merecen un rinconcito en este escrito las compañeras y amigas de residencia, que diariamente soportan nuestros cambios de humor, problemillas en la facultad a causa de "un profesor que explica demasiado rápido o en un idioma diferente y no me da tiempo a coger apuntes", llegándose a aprender hasta sus nombres y apellidos de todas las veces que eres capaz de repetirlo, y al igual con las particularidades de compañeros de clase. Y a pesar de todo ello, están dispuestas a apoyarte en todo lo que esté en su mano, ya que son las primeras en comprender que estar lejos de casa no es tarea fácil y la convivencia, menos todavía.

No quisiera dejar de sentir nunca el momento en el que tras estar en el tren horas y horas, antes de que suene la megafonía con "tren con destino... próxima parada...", ya estoy con la maleta en la mano, mirando por la ventanilla; y ahí están, las personas que más me quieren y a las que más quiero en esta vida, esperándome con los brazos abiertos en la mismísima puerta de mi vagón, llorando de emoción, para fundirse conmigo en un "abrazo que abarca ciudades", efímero pero eterno, con el que todas mis desazones se evaden.





(Fotos realizadas por Miren, una de mis compañeras y amigas de residencia)

"Vivir la divina ilusión de que el dolor sea goce; la enfermedad, salud; y la muerte, vida".

A poco más de un mes para dar un gran salto hacia una nueva etapa de mi vida, me doy cuenta de la fugacidad con la que pasan los días, cada vez siento más cerca el momento que tanto ansiaba y a la vez temía casi desde que tengo uso de razón.

Podría expresar miles, millones de pensamientos, pero necesito ir ordenándolos, y no es algo que dependa de mí, sino del tiempo y el destino, que por desgracia (o fortuna) no detienen su camino al igual que en la canción de Adamo, sino que ambos son los únicos que pueden ayudarme a resolver cualquier tipo de dudas existenciales con la experiencia y la veteranía que con los años me va dando la vida.

Ahora mismo no es mi cerebro quien da órdenes a mis manos para redactar, sino mi corazón. En parte temo que haya fragmentos incoherentes, pero esto no es más que una lluvia de ideas que me rondan y me desvelan noche sí y noche también, y hoy ha llegado el día de explotar con una aguja esa especie de globo con casi infinitos mensajes en su interior que cada vez iba aumentando de tamaño y que en cualquier momento explotaría, pero prefiero ser yo quien decida cuándo ha de estallar, pues nadie más que yo soy dueña de mis decisiones y por tanto, de cuándo quiero que se comiencen a realizar.

Confieso que siento un profundo amor hacia las letras, y que por ello llevo años y años escribiendo en el rincón más íntimo y donde me siento más libre exteriorizándome. Nunca quiero dejar de hacerlo, así que prefiero retomarlo de vez en cuando, cuando la inspiración venga a iluminarme y me permita divisar todo con mayor lucidez, otorgándome la capacidad de poder expresarme con más claridad.

A pesar de mi cacao mental, vengo a manifestaros mi una única y firme intención de momento en mi vida, innata y vocacional, al igual que la que tenía el médico y científico Gregorio Marañón :

 "Vivir la divina ilusión de que el dolor, sea goce; la enfermedad, salud; y la muerte, vida."

(Por tanto, os dejo un mensaje que vi hace años en el pueblo de Laguardia, situado al sur de Álava, ya que la vida es constante cambio, (tal y como se trataba de demostrar desde la época de Heráclito, hace alrededor de dos mil quinientos años), y para todos aquellos que para llevar a cabo todas esas variaciones necesiten emigrar para conseguir sus más ansiados sueños).





Viölinista de Oz.





'Fiesta pagana' de Mägo de Oz es una de las canciones que llevo escuchando desde que pisé este mundo. De esas canciones que te despiertan un instinto que ni queriendo en un momento aleatorio podrías sacar al exterior, tan sólo cuando la escuchas. Me define, hasta tal punto que gran parte de mis amigos la escucharon por primera vez por mi euforia de ponerla un día sí y otro también; de hacer que se la aprendan de tanto escucharla; de que les guste; de ponérsela hasta en la ducha en modo repetición hasta que el móvil reviente; de sacarla de oído; de tararear las notas por la calle; de interpretar sonidos con la boca haciendo de todos los instrumentos que posee la canción, ya sea violín, flauta travesera, guitarra eléctrica o voz; de quedarme ronca en viajes y viajes estando en la discoteca de un barco con mis amigos, con cientos de personas, escuchando lo que definiríamos como 'música cani', y que a las tres de la madrugada, cuando todo está muerto, haya una última señal de esperanza que avive los corazones de todo el mundo y saque fuerzas de flaqueza, sí, de esas que piensas que no tienes y aparecen cuando más las necesitas, y es que para esta canción nunca faltan fuerzas. ¿Un factor imprescindible? El destino, que me ha dado el placer de conocer la última semana de segundo de bachillerato, a un par de personas maravillosas que han hecho que una canción que enseñaba y tocaba con mis amigos los violinistas, vaya más allá y pueda ser interpretada por todos esos instrumentos que llegaron por casualidad y me han ido ganando poquito a poco, día a día, hasta llegar a la cima de lo que nunca antes había llegado: a tocarla delante de cientos y cientos de personas, de intentar animar un día con sentimientos encontrados como es una graduación, en la que la gran mayoría de ellos, que dejaban atrás tantos momentos, se emocionaban. Y lo conseguimos. Pero esto no acaba aquí, siempre hay que aspirar a más mientras se pueda, y quien quiere, puede.

Gracias a todas las personas que nos ayudan a dar un paso adelante cada día, a las que se dejan enseñar, a las que nos ayudan a mejorar, a las que nos animan, a las que invierten su tiempo en vernos a este tipo de conciertos después de horas y horas de clase perdidas, de madrugones y tardes dedicadas para finalmente compensar todo esto dando lo mejor de nosotros, porque sin ellas, nada de esto sería posible y es lo que verdaderamente cuenta. 

¿La elección más acertada y decidida que he tomado hasta nuestros días? Seguir tocando el violín, como estilo de vida.

Soñar es vida.


Los sueños son definidos como manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente, relacionadas con la realidad. De noche es cuando los sueños rompen lo que callan los silencios. Una persona dormida, puede soñar; pero una persona despierta, puede hacer sus sueños realidad. Tal vez son más bonitos de saborear cuando has probado la verdadera felicidad despierto y la añoras tanto que sueñas con volver a vivirla. La gente que no cumple sus sueños suele decirle a los demás que no cumplirán los suyos. Los sueños tan sólo dejan de existir cuando el soñador deja de creer en ellos, pero cada uno debe tener la capacidad de no poner  sus sueños en manos de aquellos que puedan destruirlos, pues la realidad es el punto de partida, los sueños la meta y la imaginación su medio de transporte más eficiente. Como bien dice Paulo Coelho, “el primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”, pues tan sólo hay una vida y un sentido para darle, y no pienso esperar al tiempo, porque él nunca se paró a esperarme.

m ú s i c a.


¿La música? Un sinónimo de libertad, una forma de expresión compuesta por sones y letras que pueden hacerte sentir uno de los mayores sentimientos que hayas podido experimentar nunca. Empiezas escuchando una canción que te parece bonita, una y otra vez, hasta que te das cuenta, de que no puedes pasar ni un día sin poder escucharla. Es cuando realmente, te adentras en esta galaxia. Unos creen que tan sólo es un cantante que compone unas cuantas palabras y las reproduce con su voz o instrumento. Creedme, la vida sin música sería un gran error. Si ella es capaz de transmitir grandes sentimientos, ya no os quiero ni decir lo que se siente cuando eres tú quien la transmite. En ocasiones, me pongo música en vena para aliviar mis penas; otras en cambio, adoro la canción hasta que me empieza a doler su letra. Es más, amo más las canciones que descubro explorando que las que salen en la radio y finalmente, te acaban cansando. Cuando alguien me dice 'venga, confía en mí, desahógate, te entenderé', me dan ganas de ponerle mi canción preferida y que atienda a la letra, es como mi biografía, mi historia, ya que que la música habla por mí cuando me quedo sin palabras. Gracias a su existencia, también he llegado a conocer a grandes personas y a tener vínculos con cada una de ellas. Es una forma sencilla y perfecta de evadirse. Jamás nadie habría pensado que tan sólo con darle al botón 'ON' y ponerte a escuchar, se podrían transmitir tantos sentimientos. Y recuerda que la música se mide en capilares, en los pelos que consiga levantarte, en la fuerza con que des saltos en la cama al escucharla, en el grado de excitación con que vayas por la calle con tus cascos como si de un videoclip se tratara, hasta el extremo en el que haya canciones que al cerrar los ojos se conviertan en personas. Es capaz de dar nombre a lo innombrable y sentimientos a lo inerte. Deja que fluya por oídos, dedos y vaya directa al corazón. La música es un estilo de vida, no entiende de modas. Llévala siempre contigo, ella nunca te abandona. 


(Os dejo terrones de azúcar para que tengáis dulces sueños).

         Unos dicen que es real, que puede contarse con sistemas internacionales de medida; otros, aseguran que tan sólo es un sentimiento con el que te engaña la mente. No sé a ciencia cierta con qué quedarme. Lo único que me atrevo a decir, es que te echo de menos.
Para mí, la distancia en ocasiones, se puede presentar como una pesadilla que se mide en kilómetros, pero me tranquiliza pensar que esa no es nuestra filosofía, que nuestro amor no se mide con números, sino, por los latidos de nuestro corazón.
Cada vez que te recuerdo, siento que te tengo más cerca, y eso, me hace estar más segura de mí misma. ¿Quién no odia la distancia? A todos nos aleja de alguna manera.
A menudo, cuando me siento en la silla, enciendo el ordenador, pongo mis manos sobre el teclado y comienzo a escribir, noto como fluye mi imaginación, intentando plasmar los sentimientos que experimento cuando estás junto a mí; aunque en ocasiones, me resultan difíciles de describir, porque una de tus miradas ¿cómo podría explicarla? Vale mucho más que mil palabras.
De esta forma, cuando relato todo aquello que siento y lo hago público, me doy cuenta de que detrás de cada pantalla,  se encuentran personas con las que puedo llegar a compartir miles de sensaciones, ya que se encuentran en una situación similar a la mía y tienen una forma de pensar prácticamente igual. Aún quedan muchas otras personas, que no han descubierto esto, tal vez porque no hayan tenido la oportunidad, o porque les dé un poco de miedo; pero os puedo asegurar que detrás de toda esta gente encontrarás a personas  que realmente merecen la pena.
A cientos y miles de kilómetros, podemos tener a familiares o amigos que queremos y, ¿qué mejor forma de hablar con ellos que a través de esta pantalla? Aunque, a veces, nos planteemos si en verdad nos acerca a ellos o, tan sólo, nos aleja.
Y ahora, me gustaría preguntarle a la distancia algo: − Distancia: ¿por qué nos mantienes tan alejados de personas a las que tanto amamos?
Aunque si recapacitamos, en realidad, no tenemos tanto miedo a la distancia como a que la persona que se encuentra lejos no nos recuerde y algún día nos olvide, como reza una antigua canción "La distancia es el olvido".
Por último, me he dado cuenta de que lo que ella separa lo unen los buenos sentimientos. En esta vida, "no hay distancia que no se pueda recorrer, ni meta que no se pueda conseguir", pero, si realmente amas a alguien la distancia desaparece.




Te has vuelto loca, has perdido la cabeza, ¿pero te digo algo? Las mejores personas lo están.


Locos llaman a los que viven a su manera. A los que no dependen de nadie para dar una opinión. A los que aman sin fronteras. Lo peor, es que no se dan cuenta los que juzgan, de que son como marionetas, ya que una persona que tratan como superior al resto, le da órdenes porque no sabe de qué forma puede destacar, y en verdad es una más en esta  sociedad, al igual que los demás. Ya quisieran muchos estar así de 'locos'. Alocadamente maduros, cuando saben el momento oportuno para volverse locos. Alocadamente felices, cuando van mostrándoles sonrisas a todo el mundo, sin ser forzadas, porque verdaderamente así les salen del alma.

 
(Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz)

Otoños de antaño, uno más por vivir.


Yo usaba un diario interminable para hablar en él de mi día a día. Me di cuenta, de que era, digamos, estúpido, ya que solo podía escribir micromomentos en él, que no escribía ni una millonésima parte de todo lo que era mi vida. Así, aprendí a madurar. Ahora, comprendo que genio es aquel que, en todo instante, sabe plasmar en hechos sus pensamientos. Que lo demás, era como un juego, y que aunque la vida sea un interminable ensayo de una obra que nunca se estrenará, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje, y la obra termine sin aplausos. ¿Ves? Esto no es más que un brevísimo resumen de lo que es la realidad. Todo se basa en inventar, y si no, filosofa con lo ya inventado.
Vive la vida.

Otoño, ya te añoraba.

Una singola crociera ♥

Pompeya

 

Villefranche



Palermo


Barcelona


En el fondo de cada alma existen tesoros escondidos que solo descubre el amor. Solo con una ardiente paciencia, conquistaremos la expléndida ciudad que nos dará luz. Sentir, respirar, disfrutar. Notar que cuando te adentra, vuelas. Sabiendo que el lenguaje del amor está en los ojos. Esa luz que me ha iluminado durante el viaje, aventurándome a amar, querer y arriesgarme, consiguiendo que este viaje, sea el que más vale.

(Y aquí, acaban las fotos de las ciudades por las que he pasado durante este maravilloso viaje que me gustaría repetir cuanto antes. Aquí os dejo un vídeo que he hecho con textos y fotos con una página llamada Photopeach. Al final de éste, podéis dejar un comentario en anónimo).